Desde los días de los astrónomos griegos, hace 2.000 años, las estrellas se han dividido en clases de acuerdo con su magnitud o brillo. Hasta la invención del telescopio se reconocían solamente seis magnitudes, o grados de brillo, y todas las estrellas menos brillantes que las de la sexta magnitud no se distinguen sin telescopio. Una vez pudo recurrirse al telescopio, pudo observarse un gran número de estrellas de luz débil que no habían sido vistas antes. Ahora, con los grandes telescopios modernos, pueden fotografiarse hasta de la magnitud 21. La luz de una estrella de una magnitud dada es aproximadamente dos veces y media más tenue que la de las estrellas de la magnitud inmediatamente superior. Hay 20 estrellas de primera magnitud, pero en cada magnitud inferior el número aumenta rápidamente.
Entre las estrellas de primera magnitud se cuentan Sirio, Canopo, Alfa Centauro, Vega, Cabra, Arturo, Rigel, Proción, Achernar, Altair, Betelgeuze y Aldebarán.
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